Lira porteña n° 39
Museo para todos: la nueva era de la museología
Por María Paz Huenul
A lo largo de la historia, el museo ha sido un espacio de encuentro social, de trasferencia de información y conocimientos, mediado comúnmente por élites culturales que demarcan la subjetividad de dichos espacios simbólicos. Desde el enfoque de dicha institución hasta la arquitectura del lugar, se otorga un sentido específico y una razón de ser en el ámbito comunitario. Pero ¿qué es realmente un museo y para qué nos sirve?. Si nos remontamos a tiempos antiguos en cuanto a su definición, etimológicamente, el término museo proviene del griego museion, templo y lugar dedicado a las musas, las divinidades inspiradoras de la música y el arte. En Egipto era un conjunto que servía como santuario y centro de investigación intelectual.” ¹
La noción de museo, tiene sus orígenes en el Renacimiento, consolidando su concepto en la Ilustración, no obstante, la mayoría de estos espacios tenían fines académicos, y eran de uso privilegiado para cierto grupo de intelectuales. Hoy en día estos conceptos han ido cambiando y según la actual definición del Consejo Internacional de Museos (ICOM). “Un museo es una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos, los museos fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las comunidades, los museos operan y comunican ética y profesionalmente, ofreciendo experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el intercambio de conocimientos.” ²
A mediados del siglo XX nace el concepto de museología, y esto impulsa a los museos a adoptar una serie de cambios que los renuevan, tanto en lo referente a su organización, como en lo que respecta a las exhibiciones que podían encontrarse de manera permanente, abriendo caminos y posibilidades a nuevos creadores de mostrar su trabajo, dejando de ser un espacio lejano y donde los artistas llegaban muy habitualmente a exponer su obra de manera póstuma. La museografía comienza entonces a generar cambios a nivel arquitectónico, y se empiezan a construir museos monumentales que integran la innovación de las artes y de otras áreas.
Los museos están abiertos a todo tipo de público y ofrecen diversas modalidades de acceso: algunos son gratuitos, otros funcionan mediante aportes voluntarios, y también existen aquellos que requieren el pago de una entrada. Lo cierto es que, con el paso del tiempo, el acceso a estos espacios culturales se ha ampliado significativamente, especialmente en comparación con sus orígenes, cuando estaban reservados para una élite y su ingreso era limitado.
Esta apertura ha permitido que los museos se conviertan en espacios de circulación del conocimiento y de intercambio cultural. Al estar al alcance de un público más diverso, muchas personas que nunca antes habían tenido la oportunidad de visitarlos comenzaron a tomar conciencia del valor de estos lugares. Esto ha generado un creciente interés por el patrimonio, la historia y la reflexión sobre el presente, convirtiendo al museo en un agente activo dentro del debate cultural y social contemporáneo.
Además, los museos son reconocidos como espacios de educación no formal, cuyo objetivo principal es generar un diálogo entre la exposición y el visitante. Este intercambio busca promover una reflexión profunda sobre las obras y contenidos presentados. Para que esto ocurra, el museo debe configurarse como un lugar acogedor, con un lenguaje accesible y universal que motive la participación activa del público e incentive su comprensión. De este modo, la visita al museo se transforma en una experiencia enriquecedora, capaz de involucrar a personas de distintas edades, contextos y niveles de conocimiento.
A pesar de los esfuerzos por ampliar el acceso a un público más diverso, a través de nuevas museografías e incorporando actividades que permitan la entrada gratuita a estos espacios, el museo sigue siendo percibido desde una perspectiva elitista y segregadora. Muchos visitantes se sienten marginados o excluidos debido a la falta de conocimiento sobre temas específicos, la ausencia de un lenguaje universal accesible, o simplemente por la falta de interés en la propuesta cultural. Esto produce, en algunos casos, un desinterés generalizado por estos espacios, limitando su impacto y alcance.
En la actualidad, muchos museos han renovado la museografía de sus salones, incorporando vitrinas de vidrio donde se encuentran libros o documentos, pantallas con videos explicativos, y también, a raíz de la pandemia, hemos tenido la oportunidad de acercarnos a museos que antes eran impensables de visitar.
Gracias al registro visual y las plataformas en línea, pudimos disfrutar de muestras expositivas y recorridos virtuales, lo que permitió democratizar aún más el acceso a estos espacios. Los textos breves que acompañan las salas fomentan una visita amena y comprensible, mientras que la nueva museología crítica ha permitido a los guías o mediadores generar una cercanía entre la obra y el público, promoviendo la interacción para que las personas no sean simplemente agentes pasivos, sino que puedan exponer sus puntos de vista acerca de lo que están contemplando.
Esta interacción entre público y mediadores produce una retroalimentación valiosa para ambos, permitiendo que los visitantes descubran nuevos significados que no siempre están explícitos en la información presentada. Al validar la opinión del público, se promueven aprendizajes significativos, se transforma la percepción tradicional del museo y se abre la posibilidad de desarrollar debates críticos, guiados por una mediación sensible y participativa.
En definitiva, el museo contemporáneo se encuentra en constante transformación, buscando dejar atrás su imagen tradicionalmente elitista para convertirse en un espacio inclusivo, accesible y participativo. A través de nuevas estrategias museográficas, el uso de tecnologías digitales y una mediación más cercana y crítica, se abre paso a una experiencia más significativa para los visitantes.
El desafío actual radica en seguir promoviendo estos cambios, fomentando la participación activa del público y reconociendo el valor del museo que no sólo preserva la memoria, sino que también se convierte en un espacio vivo de transmisión, un lugar de encuentro, reflexión y construcción colectiva del conocimiento.
1 Vázquez, A. M. (n.d.). La Dinastía Ptolemaica. Dinastía Ptolemaica. https://www2.uned.es/geo-1-historia-antigua-universal/egipto_helenismo_lagidas.htm
2 ICOM. (2022, August 24). Definición de museo – International Council of Museums. International Council of Museums. Retrieved May 14, 2025, from https://icom.museum/es/recursos/normas-y-directrices/definicion-del-museo/
Registro fotográfico Sala Carlos Hermosilla, del Museo Universitario del Grabado Universidad de Playa Ancha, Cerro Alegre.

María Paz Huenul
Licenciada en Artes Visuales de la Universidad de Playa Ancha, profesora de Artes Visuales de la Universidad Andrés Bello, diplomado en Museología y Museografía de la Usach, encargada del área de mediación y educación del Museo Universitario del Grabado -Upla.